Juan 3:16

Por: Roberto Vado Moody
Existen dos conceptos o palabras para conocer sobre los tiempos en los cuales cada ser humano se rige a través de la existencia en este planeta Tierra:
Cronos, que es el tiempo lineal, o sea, nuestro tiempo que se mide a través del reloj. Es un tiempo que día tras día se va agotando en nuestras vidas, de manera que envejecemos. Este se agota.
Y el Kairos es el tiempo que se conoce como el tiempo de Dios. Se dice que los griegos lo tenían como un tiempo cualitativo a través de la vida. Este tiempo no se puede medir y son específicamente momentos en los que algo importante sucede en cada ser humano. Algo interesante es que el Kairos es conocido como los tiempos de Dios.
Este tiempo lo vemos reflejado en el Evangelio de Juan 3:16: «Porque de tal manera amó (pasado) Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree (presente) no se pierda, más tenga vida eterna (futuro)».
El objetivo de esta enseñanza bíblica es que, a través de la Biblia y la historia, podamos ver los desajustes de cómo el hombre trata de medir su propio tiempo. Se dice que en el año 1582 el Papa Gregorio XIII implementa el calendario actual, conocido como calendario gregoriano, y sustituye el calendario juliano. Este calendario actual lo implementa porque decía que el anterior calendario presentaba desajustes; había acumulado un retraso de 10 días aproximadamente.
Este calendario se le conoce como calendario solar y se basa en 365 días. Se divide en 12 meses con distintas fechas según cada mes del año: 28, 30 y 31 días. Para corregir el calendario juliano, se le agregó un año con 366 días; esto ocurre cada cuatro años.
Otro dato importante es que el calendario actual se basa en la rotación de la Tierra alrededor del Sol.
En la Biblia se estableció el calendario bíblico, en el cual se rige el pueblo de la Nación de Israel. Salmos 104:19:
«Hizo la luna para los tiempos; el sol conoce su ocaso.
Pones las tinieblas, y es la noche; en ella corretean todas las bestias de la selva.
Los leoncillos rugen tras la presa, y para buscar de Dios su comida.
Sale el sol, se recogen, y se echan en sus cuevas.
Sale el hombre a su labor, y a su labranza hasta la tarde.»
En Eclesiastés capítulo 3: «Todo tiene su tiempo, todo tiene su hora.
Todo tiene su tiempo debajo del sol (Cronos).
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora:
Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
Tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
Tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;
Tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;
Tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
Tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;
Tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?
Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.
Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.
Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida;
Y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.»
Daniel 2:20-22
«Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría.
Él muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos.
Él revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz.»
Dios siempre se ha dado a conocer a nosotros, la humanidad, a través de los tiempos. Esta expresión es amplia ya que abarca el Kairos y el Cronos, y desde el Antiguo Testamento se ha manifestado con su pueblo Israel y con nosotros, la Iglesia. Si vamos al Antiguo Testamento, ya estaba la profecía de nosotros, su Iglesia. Se manifiesta la Iglesia a través de Rut la moabita.
Recordemos que ella era gentil, era de las tierras de Moab. Por tal razón nace la expresión en ella que es el olivo silvestre, del que habla el apóstol Pablo en el capítulo 11 del libro de Romanos.
Y si nos vamos antes de la creación del mundo, dice el apóstol Pablo que fuimos escogidos por Dios. Veamos Efesios 1:4: «Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él.»
Para los judíos que se basan en el calendario hebreo, estamos en el año 5785. Según este calendario, existe una diferencia de 210 años que ellos le han quitado al calendario bíblico. En el calendario bíblico sumamos los 5785 más los 210 años y exactamente nos da fecha de en qué año estamos en el calendario bíblico: estamos en el año 5995.
Hablemos del calendario hebreo. Ellos calculan la hora desde que sale la luz del sol hasta la puesta.
El día comienza con la noche, de acuerdo a Génesis 1:5: «Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.»
Los meses se basan en el ciclo lunar y los años tienen 12 meses: 6 meses de 29 días y 6 meses de 30 días. Este se rige por la órbita lunar que dura 29.5 días.
Éxodo 12:2: «Este mes será para ustedes el principio de los meses. Será el primer mes del año para ustedes.» Este es el calendario bíblico que Dios estableció en su palabra.
Mientras que el calendario actual de Israel es este el orden de los doce meses del año:
Nisán, Iyar, Siván, Tamuz, Av, Elul, Tishrei, Jeshván, Kislev, Tevet, Shevat y Adar.
El calendario hebreo moderno es este. Ellos empiezan el año en el mes séptimo, a diferencia del calendario bíblico que Dios lo estableció al inicio de la primavera, que inicia el primer mes del año, y no al inicio del invierno como se maneja en el calendario moderno de Israel actualmente. Pesaj de ese año ellos lo celebran en la Tekufáh de invierno, o sea, a la entrada del invierno.
El calendario hebreo moderno lo establece el señor Hilel II, un líder rabínico del año 359. Este calendario es lunisolar; se basa en el ciclo lunar y solar.
No me quiero profundizar en el tema del calendario moderno de Israel, solamente mirar la diferencia del calendario hebreo y el bíblico, y los 210 años que le han quitado al calendario bíblico. La razón por la que el calendario judío tiene una diferencia de 210 años en comparación con la cronología bíblica se debe a la existencia de los «años faltantes» (también conocidos como «los años ausentes»). Ellos lo deducen por la estancia del pueblo de Israel en Egipto, entre otros argumentos. Este calendario fue basado bajo cálculos matemáticos.
La esencia de Dios en el Kairos está presente. Israel siempre ha sido una nación dada a la agricultura, y recordemos que a la entrada de la primavera, el fruto de la cebada madura era una señal de que iniciaba el primer mes del año (Aviv). Aunque el hombre trate de cambiar los tiempos (Cronos), el Kairos se mueve con los propósitos divinos.
Ahora volvamos a ver el Kairos de Dios, que llega a cada vida de todos los cristianos. Veamos algo interesante dicho por Moisés.
Salmo 90:4: «Porque mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó, y como una de las vigilias de la noche.» Recordemos que el tiempo en Dios es trascendente.
El propósito de esta enseñanza es que veamos la importancia de conocer los tiempos. Jesús, en una ocasión, les dijo a sus discípulos en Hechos 1:7: Jesús les dice a sus discípulos que no es su responsabilidad conocer los tiempos y momentos que el Padre ha reservado para sí mismo.
Los discípulos le preguntaban a Jesús sobre la restauración de la nación de Israel, y Él les dice: el tiempo Kairos de Dios, el momento preciso, solo Dios lo conoce. Ustedes vayan y prediquen las buenas nuevas, anuncien el evangelio de salvación.
Recordemos un dato interesante: la Iglesia nace en Hechos capítulo 2, con la investidura del Espíritu Santo. El conocer los tiempos de la restauración de Israel no era para esas generaciones.
Si estamos en el año 5995, significa que faltan 5 años para llegar a los 6000 años bíblicos. Y es el tiempo que el hombre tiene en la Tierra. Justamente en este año 2025 del calendario gregoriano, nos faltarían cinco años para llegar al 2030/6000 del calendario bíblico. Es el calendario que Dios rige.
Veamos Joel 2:27-28
«Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado.
Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos…»
Los postreros días comienzan en Hechos capítulo 2 con el nacimiento de la Iglesia en el día de Pentecostés. Estamos en la recta final. En seis días hizo Dios los cielos y la tierra, y el séptimo día es el reposo de Dios.
Un 85% de las profecías bíblicas ya se han cumplido; el otro 15% restante está destinado a la nación de Israel, que actúa como el reloj profético de la Iglesia.
Estamos a punto de ver un panorama más oscuro: la maldad se ha proliferado, y hay cada vez más enfrentamientos dentro de las iglesias cristianas. La Biblia dice que «por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará» (Mateo 24:12).
No debemos confundir el levantamiento de la Iglesia con la segunda venida de Cristo a la tierra, pues son dos eventos distintos. La tribulación es para la nación de Israel; de esa manera se cumplirá la profecía de las setenta semanas del profeta Daniel.
